Domingos lluviosos: el museo egipcio. Y una confesión.

Yo nunca he sido mucho de museos. Salvo museos emblemáticos como el Británico o el Louvre, prefiero perderme por las calles de cualquier ciudad, aunque haya estado mil veces antes. E incluso a esos museos fui arrastrada... Confieso que no visité la Alte Pinakothek y la Pinakothek der Moderne hasta el año pasado, arrastrada por mi amiga Mónica (que además me las explicó), que al Deutsches Museum sólo he ido una vez (pero aluciné) y que la Neue Pinakothek la tengo aún pendiente. Pero debo estar haciéndome mayor, o quizás he madurado, porque a la Moderna ya he vuelto y a la Alte volveré, con la cámara, más pronto que tarde, o eso espero. Porque además el distrito del arte en Múnich está en pleno barrio universitario, mi zona preferida de la ciudad.

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El caso es que este fin de semana nuestros planes eran otros. Aquí el 1 de mayo también es el día del trabajo, pero además y mucho más importante, es el día del Maibaum o árbol de mayo. Es una tradición muy curiosa que pensaba contar en esta entrada, pero como tuvimos que cambiar de planes en vista de la que estaba cayendo en la calle, mejor os la cuento el año que viene. Si no llueve, claro.

Total, que nuestro plan B para el fin de semana fue el Museo de Arte Egipcio, el típico as que nos guardábamos en la manga para esos momentos en los que tienes que elegir entre subirte por las paredes de tu casa o armarte de valor y salir a la aventura... porque además, los domingos en Munich los museos sólo cuestan 1€.

El Museo de Arte Egipcio forma parte de la colección bávara de arte clásico, junto con la Colección Estatal y Antigüedades y la Gliptoteca, de la que hablé aquí. La verdad es que después de ver a Nefertiti en el Neues Museum de Berlín nada te impresiona, pero la visita es curiosa e interesante. Se trata de un museo subterráneo (situado en los bajos de la Escuela de Cine y Televisión), construido así para imitar las cámaras funerarias de los faraones del Nuevo Imperio Egipcio.

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A mis hijos lo que más les gustaron fueron las audioguías. Hasta Olivia quiso la suya: "Mamá, la señora me ha dicho que las personas no pueden volar, pero que los pájaros vuelan muy alto". Ahí queda eso. La verdad es que las audioguías eran una pasada, lástima que estén solo en alemán.

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Una visita interesante, una mañana en familia y unos niños un poquito más culturizados. No está mal, ¿no?

¡¡Feliz semana!!