A Berlín le teníamos ganas desde hace tiempo. Más que nada porque mi cuñado lleva unos añitos ya viviendo allí, y por unas cosas o por otras (pero esta vez no por dejadez!) no habíamos podido poner fecha para hacerle una visita. La idea era ir sin niños, ya sabíamos que en Berlín hay mucho que ver (y hacer), pero al final no sólo fuimos con niños, sino también con amigos (buenos amigos, que ahora lo son aún más, porque la convivencia es lo que tiene, o acabas a palos o te une aún más) y sobre todo, con muchas ganas de achuchar al "cuñao" y ponernos al día convenientemente.