Como contaba en el
post anterior, hace unas semanas tuvimos el honor de recibir una visita muy esperada y deseada. Los abuelos paternos nos visitaron y además de hacernos compañía nos llenaron la despensa, así que les correspondimos haciéndoles un pequeño tour por la zona (es decir, aprovechamos para seguir viendo sitios nuevos).
En nuestra biblia de Munich (es decir, "la guía") aparecía un tal "Landsberg am Lech", pueblo del que nunca habíamos oido hablar pero pintaba bien, con su propio río (el Lech), callejuelas pintorescas, casitas de colores, bretzels recién hechos (¡por fin!)... Y hacia allí nos dirigimos. Una excursión cómoda, a unos escasos 50 kms de casa; hacía niebla y frío pero eso hizo que disfrutáramos más de la comida -por lo menos yo-. Fue la ocasión perfecta para que
algun@s (ejemmmm) se metieran el primer codillo entre pecho y espalda (diosmioquépedazodeplato!), aunque yo opté por el goulash de ciervo... que empieza a ser uno de mis platos preferidos. Y es que os cuento esto, no porque haya fotos del momento (que no las hay), sino porque yo ya asociaré para siempre este pueblo pintoresco con el delicioso goulash que me tomé (BBB, bueno bonito y además, barato. Espero que Fernando se acuerde del nombre del restaurante!). Y claro, al subir las fotos me he acordado... Peeero públicamente lo digo, el top 1 en goulash de ciervo no lo hacen aquí precisamente...
Y llegados a este punto, os dejo con Landsberg!
Los patinetes... ¡que no falten!
(no está torcida, es que era una cuesta!)
Y la ansiada foto de familia... al editarla me di cuenta de que yo no era la única missing! Se nota el frío eh...! Quien lo diría ahora, llevamos varios días a 9º...
Y otra cosa que he confirmado es que, sí, soy rara, me gusta la niebla!
Feliz fin de semana!