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El último en llegar

La decisión de ir a Madrid fue de última hora. Ellos me echaban de menos, yo les echaba de menos y, por encima de todo, el nacimiento de mi sobrino, ¿qué mejor ocasión para estar con la familia? Un pequeño empujoncito y ¡zas! el viernes a la 1 de la madrugada (retraso de Iberia incluido) llegaba a casa con Olivia dispuesta a disfrutar al máximo de la familia y sobre todo del recién nacido.


Y bueno, ¡¡¡qué voy a decir!!! ¡¡¡El pequeñín está para comérselo!!! Es rico, guapo, bueno... No se puede pedir más. Y no es pasión de tía, nooo, es que el niño es ideal. Como todos están locos con él ya aviso que en navidades llevaré baberos a repartir. Y haré más fotos, que esta vez estuve un poco distraída (y además hay momentos que son para disfrutarlos).

Os presento a Pelayo:


Por otra parte Olivia también disfrutó, no solo de los mimos de sus abuelos y abuelas, tíos y tías, sino de la compañía de su adorada prima. Si ya antes se querían, después de este fin de semana son íntimas. Y es que tengo que decir que Jimena además de guapísima, como podéis comprobar a continuación, está simpatiquísima (quien lo iba a decir, con lo seria que era antes!!) Y además muy solícita con su prima, todo el rato le daba sus juguetes, le daba la mano (o se la exigía, jajaja, ¡¡¡mano!!!)... dos cositas, ya estoy deseando verlas juntas otra vez.



Y como colofón al fin de semana, en el momento de irnos, en plena despedida, va mi hermana y me pregunta, (muy en su línea, como quien no quiere la cosa) que si quiero ser la madrina! Y claro, a mí que me faltaba poco para soltar la lagrimilla... pues se pueden ustedes imaginar! Así que soy la orgullosa (orgullosísima) madrina del pequeño Pelayo.

En fin. Supongo que todos entenderéis que no avisara de mi viaje! El domingo a las 19h estábamos de vuelta en Munich. Por cierto, Frau Bretzel se comió un idem en el aeropuerto a la ida (que no falte) y a la vuelta optó por utilizar sus encantos femeninos y comerse las Pringles de nuestro vecino de asiento. Pero no hay foto.