En la entrada anterior nos habíamos quedado en la playa. Huyendo de la lluvia y del mal tiempo. Después del correspondiente paseo, con el correspondiente helado y las correspondientes fotos (razón aquí) nos preparamos para visitar Venecia al día siguiente.
Desde que llegamos a Munich, Venecia era uno de los sitios que más nos apetecía ver con los niños, pero no en medio de la lluvia, así que cuando nos levantamos y vimos que la previsión para ese día era de... nubes negras, lluvia y algún que otro rayo, rápidamente pasamos al Plan B, es decir, buscamos otro destino. El sitio más cercano que cumplía todos nuestros requisitos -a saber: sol, o en su defecto, ausencia de lluvia, no más de hora y media en coche, turísticamente interesante...- resultó ser Padua (Padova en italiano), que queda a unos 40 km de Venecia y es conocida, sobre todo, por la basílica de San Antonio de Padua y por su Universidad.
Lo cierto es que nos costó encontrarle el punto. Al principio anduvimos callejeando bastante despistados, niños de morros, adultos pensando "pues vaya... no está mal, peeeero...."
... hasta que encontramos, por fin, LA plaza. Prato della Valle, la plaza más grande de Italia, ¡ahí es nada!. Creo que las fotos hablan por sí solas... (y es que, además, el día estaba perfecto para hacer fotos!).
Sólo esta plaza merece la visita a la ciudad, es monumental, espectacular, preciosa. Quizás porque además no nos la esperábamos y prácticamente la encontramos de casualidad.
También merece una visita la Basílica de San Antonio (de Padua), donde cayó el primer helado de muchos...
Nos quedó, como siempre, mucho por ver. Es más, nos fuimos con la sensación de que sólo habíamos visto más que la punta del iceberg. Pero otra vez será, los niños mandan y aunque los nuestros se fueron viniendo arriba a medida que pasaban las horas y terminaron dándolo todo... no es cuestión de abusar, que era solo el primer dia.
Además, queríamos aprovechar para visitar Treviso, que nos pillaba de camino "a casa" y es que aunque es verdad que "quien mucho abarca, poco aprieta" (de ahí el título de la entrada de hoy), nunca se sabe cuando tendremos oportunidad de volver. Y, todo hay que decirlo... en Padua amenazaba con llover!
Lo de Treviso sí que fue una visita relámpago, un visto y no visto, vamos, una mera toma de contacto, pero nos alegramos (al menos yo) de haberlo visto. Pensaba contarlo aquí, pero creo que mejor lo dejo para la próxima entrada, que será cortita, una microentrada... pero llegará pronto, I promise!
Aquí está el resto del viaje:
El primer día, desembarcando en la playa, aquí.
Treviso, aquí.
Y Venecia, aquí.