Busán: pescado, compras (y zombies) en Corea del Sur


Dos entradas en dos semanas, ¡¡que siga el ritmo!!

Como continuación a mi viaje por Japón, la visita a Busan (la segunda ciudad de Corea del Sur, al sur del país, valga la redundancia) merecía una entrada individual.

Igual a algún friki (como nosotros!) le suena de esta película.

Más que nada, para no eternizarnos con la entrada anterior.












Sólo fueron unas horas, pero cundieron ampliamente y a mí desde luego no me hubiera importado que fueran unos días.





Después de visitar el templo budista de Haedong Yonggunsa, que se caracteriza por estar al lado del mar, en lugar de en la montaña, (debe ser un sitio maravilloso para meditar, escuchando los sonidos del mar) nos fuimos directamente al mercado de pescado, que para mí fue uno de los (muchos) momentazos del viaje.

Busán tiene un gran puerto y resulta que es uno de los principales distribuidores de marisco de Corea del Sur.

No sé como sería el mercado de Tokyo (por desgracia nos faltó tiempo), pero el de Busan es indescriptible. Como indescriptible fue el proceso de seleccionar solo unas pocas fotos de muestra.


Cada vez me da menos miedo acercarme. 23mm en una Fuji X-T20!

Premio para el que me diga qué es esto y cómo se come. Igual hasta lo he probado, quien sabe..! (ver panorámica más abajo)

Eso te lo llevas al restaurante de al lado y te lo cocinan en un periquete. 
Pausa para el café à-la-coreana. 
¡Marchando una de algas!
Sin comentarios
Una de pulpo, en el suelo, pero un suelo limpio y reluciente (no es broma)

Y luego cruzamos la calle y nos fuimos de compras al BIFF Square (Busan International Film Festival, o sea, la plaza del Festival Internacional de Cine de Busan. Así son de originales con los nombres de los sitios, porque inicialmente este era el barrio cinematográfico, aunque sólo había un par de cines. Estamos hablando de hace la tira de años).

Arrasamos (literalmente) en las tiendas de cremas (las cremas coreanas por lo visto lo tienen todo, son buenas, bonitas y baratas con precios razonables. A nosotros nos recomendaron Innis Free, Missha y The Face Shop); compramos chorradas para el móvil a mansalva y hasta coincidimos con una especie de festival budista que creo que conmemoraba el nacimiento de Buda.

 Apro
Si alguien me puede explicar por qué llevan esas diademas tan curiosas, le estaré eternamente agradecida.

Como no podía ser de otra manera, aprovechamos para hacer una incursión en la gastronomía coreana, que sin ser la japonesa, también tiene sus delicias. Yo tenía muchas ganas de comer kimchi in situ (si no lo pruebo, reviento) y la experiencia fue inenarrable.

Banquete coreano para 7 personas. Lamento informar de que no pudimos con todo. La foto es una panorámica hecha con el teléfono.
Una vista de cerca. Los palillos, en Corea, son metálicos. Salvo el kimchi y la tortilla de kimchi, no recuerdo el nombre de ni un solo plato.
En Corea la comida llega toda a la vez en platos pequeños. A todo el mundo le sirven un cuenco con arroz y otro cuenco muy caliente en el que pueden mezclar ese mismo arroz con agua y hacerse una especie de sopa. Se come mucha comida fermentada (el kimchi es solo un ejemplo) y muchas cosas pican (ya sabéis para nosotros eso no es problema, si no todo lo contrario). Todo ello lo regamos con Soju, que es la bebida nacional y una especie de vodka, pero más suave.


Busán mola.

Me habría encantado pasar un par de días allí y probar más cosas ricas, pero todo tiene un límite y los viajes sin hijos no se pueden alargar eternamente.

Ahora veo las fotos y me parece que hace siglos que volví, ¿me pasa solo a mí, o es llegar a casa y empezar a pensar en el próximo destino?



2 comentarios:

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