El domingo pasado W nos había invitado a comer a su casa. W empezó siendo nuestro casero y ahora es nuestro amigo. Incluso nos tuteamos (no sé si sabéis que aquí en Alemania lo normal es empezar hablándose de usted hasta que uno de los dos dice “¿Qué te parece si nos tuteamos?” y si al otro le parece bien, se dan la mano y se presentan por el nombre de pila. Esta última parte de presentarse me hace mucha gracia, pero es real!)
El caso es que W vive en el campo y cerca de su casa hay una colina muy apañada para tirarse en trineo. Así que quedamos un rato antes de la comida y nos fuimos bien abrigaditos a respirar aire puro y hacer un poco de ejercicio. (Pero solo un poco, que sí, haría sol, pero de los -10º no subimos!)La loma en cuestión no era tan larga como la de Blomberg, pero sí más ancha y menos concurrida, con lo que el riesgo de arrollar o ser arrollado era bastante más bajo… cosa que nuestras gargantas agradecieron.
(para que luego digáis que estoy delgada... esto es ejercicio y no el gimnasio!)