Es tan grande que le llaman "el mar de Baviera" (80 m2 de lago, total nada!), y, como no podía ser de otra manera, en la Herreninsel o "Isla de los Caballeros" (la más grande de sus tres islas), Ludwig II, el famoso "rey loco", decidió hacerse un palacete (hay que ver lo que le debe Baviera a este hombre!). Al parecer se quedó prendado del Palacio de Versalles y quiso construir una réplica que superase a todos los palacios existentes hasta el momento (finales del s. XIX). El caso es que debido a la repentina muerte del rey (mira por donde, ahogado en extrañas circunstancias en el lago Starnberg a la altura de Berg, a unos 15 minutos en coche desde casa), el palacio nunca se llegó a terminar y nuestro querido amigo sólo pasó 10 días y 9 noches en él.