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Una personita muy especial (o más bien dos)

Hace unas semanas tuvimos el gustazo de recibir en casa una visita muy especial... En realidad todas las visitas son especiales, claro está, pero esta vez era especial porque Elena, además de ser mi BFF, venía muy bien acompañada...


Aunque el tiempo no acompañó el fin de semana, nos fuimos al centro y nos empapamos de ambiente y comida bávara en el Weisses Brauhaus. Como ya conté aquí, esto empieza a ser tradición (yo creo que solo nos hacen falta un par de visitas para que los camareros nos empiecen a recibir con un "¿lo de siempre?), pero no por ello nos gusta menos. Para mí este sitio además tiene un puntito romántico porque fue el primer sitio donde comí en Munich cuando la visité por primera vez hace ya 5 años (quien me iba a decir a mí entonces que iba a terminar volviendo tan a menudo!). Tengo que aclarar que la comida alemana tiene su punto, si sabes cuando parar. Es decir, no es para todos los días porque es grasienta y pesada, pero si es de vez en cuando entra de maravilla. Y a mí cada día me gusta más (¿será parte del proceso de adaptación?)


Pero como decía, el tiempo no acompañó y nos tocó mojarnos un pelín...


También tuvimos tiempo para hacer un poco de turismo y acercarnos a Garmisch-Parternkirchen, que es un pueblo precioso a poco más de una hora de casa (famoso por sus estaciones de esquí, por cierto, y patrimonio de la humanidad).




Detalle de una puerta (door detail)

Bueno, no me enrollo más que yo sé que en realidad a quien queréis ver es a la princesa, aquí os dejo con ella:




(por las dudas, que sepáis que los ojos los tiene así, no llevan retoque!!)

Incluso Rodrigo cayó rendido a sus encantos, y eso que es un anti-niñas declarado (como su hermano).


Feliz semana!