A ellos no sé, pero a mí desde luego la visita me encantó, (sospecho que también a Olivia, que vio a hombros el castillo, y a Rodrigo, que dijo que el castillo era "un poco guay") y eso que nos recorrimos todas las carreteras nacionales tanto a la ida como a la vuelta, porque el GPS se hizo un lío...
Comimos (muy bien) típica comida bávara (Hirschbraten y Schnitzel, para los entendidos -obviamente los nombres me los han soplado-) disfrutando de las vistas: