Rodrigo (9 añitos de nada): "Mamá, he decidido que mejor me voy de casa a los 19 años"
Yo: "¿En vez de a los 18?"
R: No, en vez de a los 20. Voy a compartir piso con Jürgen, Mark y Alex (¡nombres ficticios!).
Yo: Estoooo, pero me prometes que me llamarás y me vendrás a ver de vez en cuando, ¿no?
R: Bueno, si tengo un coche...
Total, que se me emancipa antes de que me de tiempo a pestañear. Y más me vale comprarle un buen móvil y motorizarle, o no le veremos el pelo.
Por lo pronto, esta mañana se ha ido de campamento con el cole hasta el viernes. "¡¡5 días Mamá, 5 días fuera de casa!!". El sensible de la familia, el tímido, el que no abre la boca salvo que no tenga más remedio... Me ha confesado que se ha despertado de madrugada por los nervios. A su edad, su hermano, ahí donde le veis, que es el polo opuesto (extrovertido, atrevido, relaciones públicas nato), no lo tenía tan claro. Lo de irse 5 días, digo...
Con las prisas nos hemos olvidado de despedirnos en casa, así que me ha dejado que le de un abrazo (ojo, no un beso) en público. Eso que me llevo, el resto de amigos habían prohibido a sus mamás los gestos de cariño en presencia de sus amigos.
Yo conteniendo las lágrimas con el resto de madres y él tan contento. Ay, ¡qué largos se me van a hacer estos cinco días!
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