13 cosas que he aprendido de los alemanes

O más bien, que estoy aprendiendo... o que debería aprender. Y por supuesto, aparte del idioma, que creo que nunca dominaré del todo.

13 cosas

Porque vaya por delante que, aunque los alemanes tienen sus cositas (que ya trataremos en la correspondiente entrada, si me atrevo), podemos aprender mucho de ellos. A saber:



1. A decir que no (sin sentirme mal por ello).

2. Que el sí es sí, y el no, es no. El "quizás" sólo existe ante incertidumbres, no como forma educada de quitarse un marrón de encima. Y el "ya veremos" no está en su vocabulario (Ver punto 1).

3. Que si digo que voy a hacer algo (tipo "te llamo"), lo hago. No vale eso de "donde dije digo, digo diego", ni lo de "ya te llamaré". Aquí las cosas se toman al pie de la letra, y así no hay lugar para malentendidos (ver puntos 1 y 2!).

4. A despedirme del personal con una sonrisa de oreja a oreja y a desear un buen día a todo bicho viviente cuando es hora de irse, ya sea la cajera del súper, el señor de la gasolinera o el cartero. ¿Que los alemanes eran bordes? Alguno habrá, pero a poco que te esfuerces por hablar su idioma, se desharán en sonrisas. Por lo menos en mi pueblo.

5. A planificar. Aunque esto es como el idioma, no sé si algún día llegaré a dominar esta técnica. Yo lo intento, que conste, pero me sigue pillando el toro...

6. A conducir respetando las normas de prioridad... Alguien dijo que el alemán es el único animal que está dispuesto a morir si tiene la prioridad... y me temo que me estoy convirtiendo en uno de ellos! Eso sí, multas por velocidad me han caído unas cuantas, en las autopistas no habrá límite, pero en las zonas residenciales hay más radares que tipos de cerveza en el súper.

7. A comer helado en pleno invierno. Y disfrutarlo. (Aunque esto, probablemente, más que los alemanes, me lo han enseñado mis hijos, que son auténticos devoradores de helado. Pero sólo en Alemania hay heladerías abiertas en invierno).

8. A empezar los Whatsapps y SMS (y por supuesto los emails) con un "Liebe XX" (querida XX) y terminarlos con un "LG" (Liebe Grüße, o sea, algo como "Un abrazo")

9. A organizar cenas, cumpleaños y demás saraos con semanas o incluso meses de antelación (véase punto 5). Aunque tengo que decir que los alemanes, cuando quieren, también saben improvisar, por lo menos algunos.

10. A sentarme en una terraza en pleno invierno como si fuera una lagartija, para disfrutar del sol (cuando sale). Aquí no se puede desaprovechar ni un día de sol, que puede estar semanas sin aparecer (mentira podrida, en los cuatro inviernos que llevo aquí sólo ha habido uno oscuro y tenebroso, los demás han sido bastante aceptables). En cualquier caso, con esas mantitas que ponen en las sillas (y que a nadie se le ocurre llevarse) y una buena estufa, se está la mar de bien al fresco.

11. A reciclar. Yo pensaba que lo tenía controlado, pero lo de esta gente con la basura es otro nivel: Basura orgánica, papel, envases, vidrio, electrónica y "resto". Tengo cuatro cubos de basura en casa y un calendario pegado en la nevera, porque aquí la basura pasa dos días a la semana y cada día recogen algo distinto: una semana orgánica y envases, y la semana siguiente papel y "resto". El vidrio hay que llevarlo al contenedor y lo electrónico aún no sé donde lo recogen. Vamos, que casi hay que hacer un master para entenderlo... Y como una semana se te pase, toca esperar dos más. También hay centros de reciclaje, claro, pero con este sistema taaaan práctico, sólo vamos cuando las cajas de Amazon amenazan con salirse del trastero o cuando toca recoger hojas del jardín y no nos caben en el cubo de la basura orgánica.

12. A llegar puntual. Pero no puntual con 5 minutos de cortesía, ni 5 minutos antes. Puntual a la hora en punto. Si llegas 3 minutos tarde, te disculpas (si son desconocidos) y si llegas antes, esperas, en el coche o donde sea hasta que sea la hora exacta. La primera vez que me pidieron perdón por llegar 3 minutos tarde me entró la risa, pero ahora ya lo veo hasta normal (a la par que un tanto estresante: hay que tener el reloj siempre en hora!!!!)

13. A pedir favores. Porque antes me los han pedido a mí. Véase (otra vez), puntos 1 y 2.

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Y para terminar, unas fotos del invierno, que parece que ya pasó. Podría escribir que también he aprendido a disfrutar del invierno en Alemania, pero sería mentira, porque el invierno (y la nieve, y el frío) nunca me han molestado, y aquí los disfruto al máximo (y eso que no soy de las que esquía). Y como digo siempre, mientras salga el sol de vez en cuando, que me den invierno...

PD. Aprovecho para promocionarme un poco y contaros que hace poco me entrevistaron para el blog de Adecco, podéis ver la entrevista aquí.