La ruta de los cuentos de hadas... y 3

Llegamos al ecuador del viaje. Lo habíamos dejado en la fortaleza de La Bella Durmiente, ¿recordáis?, donde nuestros amigos llegaron bien entrada la noche. Disfrutaron de una copiosa cena durante en el afamado restaurante del castillo, y se fueron a dormir para recargar pilas. Había sido un día muy largo y todavía les quedaba mucho viaje por delante...

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Así que lo primero que hicieron al levantarse fue mirar por la ventana y quedarse extasiados por las vistas. Pero no por mucho rato, el tiempo apremiaba y había que seguir explorando la zona. El desayuno, servido con cubiertos de plata y servilletas de hilo, estuvo a la altura de la cena y del hotel. De lo más agradable. Y ya todos listos, se dispusieron a recorrer el castillo, rememorando la historia de la bella princesa que se pinchó con una rueca y durmió durante 100 años, hasta que un guapísimo príncipe la rescató. En el recorrido aprovecharon para recrear algunas de las escenas más famosas del cuento.

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En fin, os hacéis una idea, ¿no? Por desgracia, no a todos les pareció tan divertido...

Terminado el recorrido por el castillo, se despidieron de la princesa, del príncipe, del cocinero y del ama de llaves, se armaron de valor y se adentraron en el bosque de Sababurg, un bosque primigenio, milenario, con árboles que parece que estuvieran vivos y guardaran secretos, donde en cualquier momento parece que te vas a encontrar con Caperucita Roja, con el lobo o con alguna vieja hechicera despistada... un bosque mágico y una visita imprescindible para los viajeros que quieran empaparse del espíritu de los Grimm y sus famosas historias...

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La siguiente parada era un clásico en la literatura infantil, la archiconocida Hamelín, pequeña y tranquila ciudad de calles empedradas y casas, de nuevo, de pareces torcidas, que invita a disfrutar de su atmósfera de cuento de hadas. Y es que en todas las calles de la ciudad está presente, de una u otra forma, el famoso flautista.

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Tras dejar atrás Hamelín y sus ratones, los viajeros decidieron pernoctar ni más ni menos que en la torre de Rapunzel, con su trenza dorada colgando desde lo alto... pero esa historia la contaremos la semana que viene... ¡Feliz fin de semana a todo el mundo!

(y no sé qué me está haciendo Blogger, o Flickr con las fotos, que las veo sin contraste... ¿Cosas mías?)

La primera parte del viaje (Steinau y Lauterbach), aquí.
La segunda parte (Alsfeld, Bad Hersfeld, Hann. Münden, Zoo de Sababurg), aquí.

6 comentarios:

  1. Hasta el momento mi parte preferida del viaje: qué bosque!! Me ha enamorado !!!

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    1. Sí, me acordé de vosotras, el bosque tenía magia, no era un bosque cualquiera... Besos!

  2. He disfrutado un montón con vuestra ruta. El bosque es especatcular. Esos troncos inmensos, una alfombra de hojas cubriendo el suelo... precioso!!

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    1. Me alegro mucho Angie, ese bosque es especial, no creo que queden muchos así...! Besos!

  3. Unas fotos preciosas y un bosque de cuento!!!
    Que bonito Ana!!
    Muchos besos

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