Istria, la perla del Adriático...

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Múnich es una ciudad maravillosa, no me canso de decirlo, peeero tiene dos problemas: uno, que sólo comen cerdo y Haribo, y dos, el dichoso tiempo. "Ya te lo dijimos", estaréis todos pensando, ¡¡¡lo sé!!!, pero no van por ahí los tiros. En invierno esto es más que llevadero, como ya dije aquí, aquí o aquí (y seguro que en más sitios, a riesgo de ser pesada, porque el tiempo es un tema recurrente en este blog).

Aunque llevemos cuatro inviernos aquí, que se dice pronto, la nieve sigue siendo exótica y nos gusta, porque además es fotogénica. Así que no, del frío no me quejo. Me quejo de la lluvia, que cae en cantidades y frecuencias insospechadas. Llega abril, hay un par de días buenos, te emocionas, haces una especie de cambio de armario (porque tú y yo sabemos que aquí el armario nunca se llega a cambiar del todo, en realidad sólo cambias los jerseys de lana por el chubasquero, pero te ilusionas y tal)... Y zas, llega Mayo y te recuerda que estás en Alemania y que aquí nunca hay que bajar la guardia. Puede estar lloviendo días y días. Sin parar. Creo que este mes de mayo hubo un sábado de sol, ¡uno! Y aquí el Jefe decidió aprovechar para cortar el pseudo césped del jardín. Que con tanta lluvia parecía la selva. Y nos quedamos en casa, un día más. (Menos mal que entre semana sí salió el sol).

Todo este rollo para contar que este año teníamos más ganas de sol que nunca. Y que al empezar a pensar en las vacaciones de Pfingsten (Pentecostés: última semana de mayo y primera de junio, que alguna ventaja tiene que tener estar hincando el codo hasta el 31 de julio in-clu-si-ve), cuando les dimos a elegir a los niños entre las playas de Istria (península al norte de Croacia) y las del Norte de Alemania, se tiraron en plancha a por Croacia (yo hubiera hecho lo mismo, pero que quede entre nosotros, porque a Dios pongo por testigo que algún año iré al Mar del Norte. Aunque sea sola. He dicho.)

Total, que llegamos a Istria (Croacia), buscando el sol que nos faltaba en Munich... y nos encontramos un paisaje mediterráneo, pero tan verde que parecía que estabas en la selva; pueblos medievales pequeños e inaccesibles, pero llenos de encanto; playas de piedras, pero con aguas cristalinas... y una gastronomía sencilla pero exquisita... Bueno, y también nos encontramos con mucha gente en chandal, si no lo suelto reviento, pero lo dejaremos en anécdota.
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Croacia: ¡ponga un chándal en su vida! 

Además, hemos aprendido refrescado historia reciente y hemos descubierto que Istria es una península bilingüe (todos hablan italiano además del dialecto correspondiente del croata. Pero también hablan inglés, alemán...) es un pueblo muy volcado en el turismo, pero a la vez orgullosos de su tierra. Como nos explicaba un amigo, se consideran istrianos por encima de todo, independientemente de quien les gobierne. Y es que por Istria pasó todo el mundo: la República de Venecia, Austria (hasta la I Guerra Mundial), Italia entre las dos guerras, Yugoslavia (a raíz del apoyo de Italia a Alemania en la II Guerra Mundial) y ahora Croacia. Y eso, sin remontarnos a la época romana, de la que quedan bastantes restos, como veremos... Y sin rencores, como también veremos en otro post.
Pula's Arena

No sé cuantas entradas me va a ocupar este viaje, de momento empezamos en Pula, que fue donde establecimos nuestro campamento base por ser el pueblo con más marcha de la costa istriana ;)
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Se nos ve abrigados, pero ya les veréis en bañador, ya...

A destacar: su impresionante coliseo, el único del mundo que conserva su altura original. Nosotros ya habíamos visto el de Roma y el de Verona, pero a los niños les encantó eso de imaginarse a los gladiadores ahí luchando...
Pula's Arena
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Nature and stone

Lo recorrimos tranquilamente y hubo tiempo para hacer fotos, retratos de familia... aunque los turistas no son buenos fotógrafos, así que la foto en la que salgo yo mejor se queda en privado.
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En el antiguo Foro romano aún quedan restos del Templo de Augusto, visita imprescindible, porque además lo que era el Foro hoy es una plaza muy animada con cafés y trattorias donde se puede hacer un descansito antes de seguir hacia el arco de los Sergios, que hacía las veces de entrada en la ciudad en los tiempos de los romanos...
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Pula
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Y después de pasear un rato, que en Pula hay mucho que ver, si quedan fuerzas se puede subir al castillo y ver la ciudad desde arriba.
Pula's heights

... O hacer un poco el cabra con unas pistolitas que alguien se había dejado ahí olvidadas...
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Y ya que hemos mencionado la gastronomía... viniendo como veníamos con mono de pescado (los adultos, que los niños, ya se sabe...), pues sí, nos dimos unos cuantos homenajes, porque si algo abunda por allí es el pescado fresco y los cocineros con clase. Porque nosotros viviremos en Munich, y llevaremos meses sin probar el pescado fresco, pero el listón lo seguimos teniendo bien alto! Y para muestra un botón (sólo uno, que si no me doy prisa estos buitres me dejan sin nada).
Fresh
Pula

Restaurantes que no te puedes perder, sobre todo si vas con mono de pescado, como nosotros:

- Para una urgencia, si no te quieres complicar la vida, Restaurante Barbara, en Kandlerova 5, una calle peatonal llena de restaurantes que se pelean por tu atención. Nos metimos en este porque nos cayó bien el dueño, que había vivido en España, y nos gustó tanto el pescado como la carne. Muy barato.

- Farabuto ,  - Sisplac 15: no os dejéis engañar por el nombre, ni por el sitio (un barrio del extrarradio de Pula, vaya, ¡glamour en estado puro!), nos tomamos la mejor carne de todo el viaje (un solomillo con trufa -plato típico de la zona-) y el plato de pescado de la foto. Precios algo más caros de la media, pero comparado con Madrid o Munich, de risa.

- Konoba Batelina (Konoba significa taberna), Cimulje 25, Banjole: tampoco precisamente en la zona turística de Pula, hace falta coche o taxi para llegar, pero merece la pena... En las críticas aparece como el mejor restaurante de pescado de Croacia y desde luego a nosotros (que nos las damos de gourmets y entendidos), alucinamos. En dos palabras, im-prezionante. Este sitio fue el más caro del viaje, pero creo que entre los cinco (Olivia cuenta como adulto y los chicos como adulto y medio), no llegamos a los 120€. No hay foto porque... no. Y punto.

Otras entradas sobre Istria:
La costa de Istria, primera parte: Rovinj, Porec y Novigrad
La costa de Istria, segunda parte: Premantura e Islas Brijuni
Istria, el interior