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Istria: el interior

Istria es mucho más que sol y playa. Además de una gastronomía sencilla pero exquisita (la trufa blanca es una de sus especialidades, junto con el pescado fresco y muchas cosas más, de la tierra y del mar), en el interior de Istria hay tesoros escondidos que merece la pena explorar.

Empiezo por Umag, que aunque está en la costa se me olvidó mencionarlo en la entrada correspondiente, supongo que porque lo visitamos el día que hicimos la incursión al interior. 

Umag está arriba del todo, casi en la frontera con Eslovenia. Es un pueblo chiquito, más conocido por su torneo de tenis de la ATP que por otra cosa, donde se puede dar un paseo agradable a orillas del Adriático.

Croatia

La costa de Istria, segunda parte: el mejor día y el peor

Uno de los días que más disfrutamos del viaje por Istria (aquí la primera parte, y aquí la segunda) fue el que pasamos en el Parque Natural de Kamenjak, en la península de Premantura (al lado de Pula). Después de tres o cuatro días recorriendo pueblos, los pequeños salvajes reclamaban su dosis de relax playero, así que a mitad de semana hicimos un pequeño alto y fuimos a Premantura a descansar.

Premantura

La costa de Istria I

Rovinj, Istria, Croatia

Seguimos con nuestro periplo por Istria, visitando esta vez, la costa occidental. Empezamos en Rovinj, el pueblo que aparece en todas las postales, el más turístico, el más fotogénico y a pesar de todo, el de más encanto, y que además está al lado de Pula, si recordáis, nuestro campamento base.

Si cometéis el error de presentados en Rovinj en lo que pensáis que es un día cualquiera, a primera hora de la mañana, precisamente en la semana de la "Red Bull Air Race" y encima resulta que ese día es festivo (¡¡anda que no somos oportunos!!), os pasará como a nosotros, después de recorrer los tres parkings públicos del pueblo nos tuvimos que ir porque ahí no había quien aparcara...

Istria, la perla del Adriático...

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Múnich es una ciudad maravillosa, no me canso de decirlo, peeero tiene dos problemas: uno, que sólo comen cerdo y Haribo, y dos, el dichoso tiempo. "Ya te lo dijimos", estaréis todos pensando, ¡¡¡lo sé!!!, pero no van por ahí los tiros. En invierno esto es más que llevadero, como ya dije aquí, aquí o aquí (y seguro que en más sitios, a riesgo de ser pesada, porque el tiempo es un tema recurrente en este blog).

Aunque llevemos cuatro inviernos aquí, que se dice pronto, la nieve sigue siendo exótica y nos gusta, porque además es fotogénica. Así que no, del frío no me quejo. Me quejo de la lluvia, que cae en cantidades y frecuencias insospechadas. Llega abril, hay un par de días buenos, te emocionas, haces una especie de cambio de armario (porque tú y yo sabemos que aquí el armario nunca se llega a cambiar del todo, en realidad sólo cambias los jerseys de lana por el chubasquero, pero te ilusionas y tal)... Y zas, llega Mayo y te recuerda que estás en Alemania y que aquí nunca hay que bajar la guardia. Puede estar lloviendo días y días. Sin parar. Creo que este mes de mayo hubo un sábado de sol, ¡uno! Y aquí el Jefe decidió aprovechar para cortar el pseudo césped del jardín. Que con tanta lluvia parecía la selva. Y nos quedamos en casa, un día más. (Menos mal que entre semana sí salió el sol).